INTRODUCCION
En las postrimerías del siglo XX, en
su último decenio, - de los noventa-, se hacía mención de un “Nuevo Orden
Mundial”, que traería un salto en la evolución humana, llevando al
mundo a un tiempo de paz, orden, y a un supuesto desarrollo mundial de todas
las economías. La humanidad en su totalidad, comenzaría a vivir un periodo de
esplendor, de un imperio utópico regido por los Estados Unidos de América. Esta
quimera se ha desvanecido en el comienzo del siglo XXI, la situación en todos
los países del planeta se encuentra en un franco deterioro y una crisis social,
económica y política, como nunca antes se ha visto en la Tierra, o que
aparentemente no sucedía, haciendo recordar las palabras escritas por Nietzsche
en su libro “Así hablo Zaratustra”: “Debéis amar la paz como medio para
nuevas guerras, y la paz de corta duración más que la larga”.
La serie de acontecimientos por las que han
transitado los hombres a través del tiempo, ha sido un constante proceso donde
los actos violentos han generado las grandes transformaciones y los aparentes
saltos evolutivos de la humanidad. Estos brincos progresivos de evolución humana
de características dialécticas, han permitido los desarrollos tecnológicos e
industriales, descubrimientos de nuevos continentes, conquistas, e incluso la
independencia de las colonias de los imperios europeos en otras latitudes del
planeta.
Apreciando que estos aparentes
cambios de las sociedades humanas hacen recordar el libro “El Gatopardo”,
de Giuseppe Tomasi Di Lampedusa, donde las transformaciones de las sociedades,
producto del salto tecnológico e industrial, el cambio vía revolución para
modificar o acabar con lo existente, e incluso apreciar la independencia de las
colonias, han sido aparentes, pues al final “parece que nada ha cambiado,
en esta aparente alteración”. Y la vida en sociedad sigue en su mismo
estadio.

Los deseos que todas las personas, en un
momento dado de la historia, quisieran ver realizadas por los sujetos que
lideran ciertas propuestas en un instante de la existencia humana, llevándolos
a creer que se encaminaran a un mejor mundo, de una mayor plenitud y libertad. Esta aparente invitación, seductora y
persuasiva, quedan plasmada en una promesa con objetivos que será el ideal con
el cual se convence a la gente. El sueño, se transformará en una utopía, -tan
de ensueños como la desarrollada por Chesterton (Utopía), o represivas como la
desarrollada por George Orwell (1984), o simplemente privativas, Aldous Huxley
(Un Mundo Feliz)-, pero, todas aducen siempre a la búsqueda de la libertad, de
prosperidad, quedándose sólo en la propuesta y en la esperanza que la sociedad
y el mundo cambiará.
El proceso independentista o
emancipador de Chile, surge como imperiosa necesidad de “proteger al imperio
y sus colonias, del poder extranjero que ocupaba la península Ibérica desde
1808”. En la América española, en cada Virreinato y Capitanía existente en
ella, comienzan a vivirse procesos de conformación de Juntas de Gobierno, con
la finalidad de administrar aquellos territorios y la Capitanía General de
Chile, procedía del mismo modo que las provincias unidas del Virreinato de La
Plata, a pesar que dependía directamente del Virreinato existente en el Perú.
Producto de una serie de eventos que el Gobernador García Carrasco, incurrió,
involucrándose, en actos de corrupción, trafico de productos y en el asesinato
de personas extranjeras, como asimismo,
enviar a octogenarios personajes que en reuniones y conversaciones
exponían el sueño emancipador, pronto la población se alboroto en su contra,
siendo utilizado este malestar para establecer una Junta de Gobierno que
encaminara hacia el logro emancipador de forma pacífica.

El sueño de romper las cadenas que
la unían al Imperio español y abrir sus
mercados a los productos provenientes de países donde la Revolución Industrial
había dado un salto en sus economías que no sólo afectaban a la sociedad de
aquellos estados, si no también, generaban en el mundo una demanda de productos
elaborados industrialmente, afectando el proceso mercantilista de las colonias
españolas, que al estar prohibido el comerciar con países que no pertenecieran al
Imperio, sufrían del contrabando y el tráfico encubierto de navíos balleneros,
pesqueros y de guerra provenientes de Inglaterra, Estados Unidos y otros países
donde el proceso industrial masivo daba un salto cuantitativo en sus economías.
Producto de esto, llevó a ciertas personas de la sociedad colonial en América,
y por ende en Chile, por anhelar lograr la independencia del país, y para ello
sirvieron de manera sorprendente los ideales revolucionarios franceses:
libertad, fraternidad e igualdad, con los cuales comenzaba a crearse pensamientos,
ideas y a redactarse en la sociedad colonial chilena, los sueños y deseos de
poder emanciparse del Imperio Español.
Cimentados
aquellos anhelos de independencia de los países americanos que conformaban el
Imperio Español, llevaron a caricaturizar y denostar, poco a poco, a quienes
aún defendían los idearios coloniales y el modo de vida existente. Este proceso
se vería acelerado en la Capitanía General de Chile al encontrarse que el
Gobernador que reemplazo al Gobernador Luis Muñoz, demostraba tener hábitos que
lo involucraban con gente del bajo mundo, donde los actos delictuales, el
contrabando y la estafa eran lo acostumbrado en su proceder. Antonio García
Carrasco fue una persona siniestra que con su actuar ayudo a precipitar la
creación de la Junta de Gobierno, el primer paso para lograr la independencia;
aquel sueño que muchos en el país, deseaban que corrieran por los caminos de la
negociación y en paz.
La
idea de la existencia de sujetos codiciosos, usureros y con clara tendencia a
todo evento vinculado a la corrupción, como era en ese entonces el contrabando
de productos terminados industrialmente. Esta situación lleva a creer que,
desde antes de su conformación como estado Independiente, Chile ya había tenido
eventos que producto de la ignorancia de nuestra historia se vuelven a repetir
en una dialéctica involutiva, que por necesidad de crecimiento del factor
humano se dan a saltos. Esto lleva a ver, que en cada Imperio, Nación o Estado
ha tenido en la cúspide de su administración a personajes que uno puede llegar
a expresar que poseían alguna problemática psico-social.
La visión oculta para la población
de un territorio acerca de estar dirigidos por sujetos con algún tipo de
neurosis esquizoide, paranoica, megalomanía o cualquier otra de índole
psiquiátrica, ha permitido que esto se replicara en todo lugar donde el deseo
de obtener el poder, se encuentre presente, en todo los tiempos y lugares del
mundo; hoy tampoco difiere mucho de antaño. La historia ha demostrado, que las
conductas de quienes han logrado llegar al pináculo del poder no se diferencian
grandemente en su forma de proceder, aunque hoy pareciese que la masa de la
población, gracias a los avances tecnológicos, que han permitido el desarrollo
de las comunicaciones y de los medios de información, llevan a tener la
percepción, que existe una mayor capacidad de ver a quienes alcanzan una cuota
de poder o logran ciertos cargos de
injerencia político-social y económica, que no son las eminencias intelectuales
y con grandes conocimientos culturales e históricos, como asimismo de poseer
una especialidad en alguna disciplina que necesitan dominar para dirigir al
Estado hacia las vías de libertad y desarrollo.

Bajo los conceptos de Libertad y
desarrollo de un país, de sus habitantes, se han logrado establecer una serie
de personajes, que ante su necesidad de aparentar lo que no eran, mantuvieron
una imagen socio-política que requería y aun requieren sea manejada por un
equipo multidisciplinarios de asesores. Hoy las figuras de individuos
candidatos a algo, son en si un equipo o empresa socio-política que busca
hacerse del poder o una cuota de poder y que traspasa las ideologías que
imperaban hasta la década de los setenta, durante el siglo XX. Los gobernantes
de Egipto, de Mesopotamia, Babilonia; los emperadores romanos, como también
personajes de la talla de Napoleón Bonaparte, Oliver Cromwell, Carlo Magno,
Alejandro Magno, Josep Stalin, Adolfo Hitler, Golda Meier y tantos otros que
han existido y aun son referentes de los tiempos que ellos vivieron,
mantuvieron una idea, una ideología más allá de un sueño de libertad y
desarrollo. Ellos no se quedaron simplemente en la retórica de esto, ni en
falacias de teorías económicas de “alcanzar el desarrollo con empresas de
servicios” … Ellos aprendieron que no sólo la especulación y el juego político
lleno de intrigas permitirían llegar al poder, sino que era el trabajo, el
esfuerzo y el aunar a toda una población hacia un objetivo, hacia un sueño, los
que los levantaría hacia un trono sobre los hombres. Se convertían en semi
dioses, digno de llegar al Olimpo, Valhalla o al cielo, al demostrar con su
esfuerzo, lucha, persistencia, que los sueños se pueden convertir en realidad.
Las ideas se convertían en carne, con el ejemplo que daban por lograr los
objetivos trazados para el cumplimiento de ellos.
En el proceso independentista de América, gran influencia
tuvo Napoleón Bonaparte, cuya megalomanía lo llevaba a soñar con una Europa
unida bajo su mando y gobierno. Está idea lo llevo a emprender campañas bélicas
contra los diferentes imperios o monarquías existentes en ese tiempo en Europa,
con el deseo que Francia fuera el ente rector de aquel imperio. En ese sueño,
en un acto de juego político, lleno de argucia, se hace del trono de España,
afectando con ello a las colonias quienes al igual que el pueblo español
intentan establecer Juntas de Gobierno que protegieran a la capitanías
generales y virreinatos en América y en España no sólo los territorios sino
también, la significación que tenía Fernando VII, el rey, en su existencia como
país e imperio. La nobleza española al ver que los franceses ocupaban su
territorio, aparentemente, para invadir Portugal, y la ofensa que no sólo
hacían a los reyes borbones, sino también a ellos y a toda la población que
conformaban la España imperial, con el apresamiento de Fernando VII, su rey, al
padre de este, -Carlos IV-, que recién había abdicado en favor de su hijo, se
apresuraron en reconocer al emperador José Bonaparte impuesto por el mismísimo
Napoleón. Nunca imaginaron que “la plebe”, se alzaría para proteger el Imperio,
creando sus Juntad de Gobierno en cada ciudad española, las cuales serían
replicadas en América, pero que iría variando hacia una idea de emancipación,
no sólo por querer hacer un Estado independiente, sino, más bien, para acabar
con el contrabando y el poder como país independiente establecer comercio con
los estados europeos que ya daban un salta productivo, masivo, gracias a la
Revolución Industrial.
La creación de Juntas de Gobiernos,
en América y la conformación posterior de un poder, político que profesaba el
sueño o la idea de independizarse de España, llevo a un conflicto armado entre
quienes deseaban permanecer bajo el alero imperial hispánico y quienes deseaban
ir un paso más allá. La emancipación de los países de América, era una
aventura, cuyo proyecto, al parecer, no tuvo objetivos claros de conformación,
dirección y gobernanza de ellos. Aún hoy no hay una idea o camino, como
política de Estado, que permita decir que se persigue una estrella, un objetivo
de aquel sueño libertario que nuestros próceres, tal vez, quisieron darnos.
Todo es momentáneo, mientras un grupo político en alianza con el poder
económico, alcancen la dirección del Estado y logren los sueños más básicos y
personales que poseen, al carecer de una idea clara o de un objetivo bien
determinado a cumplir, sólo intentaron obtener la mayor ganancia haciendo uso y
abuso del poder concedido.
La idea de emancipación, al parecer,
única instancia que permitía aunar las ideas de lograr una autonomía a nivel
país, como, asimismo, de abrirse a los mercados con países ajenos al Imperio
español, en especial con aquellos estados federados, monárquicos y republicas
que vivían en ese tiempo y antes la conocida Revolución Industrial. Los grupos de poder existentes dentro de la
Capitanía General de Chile, se establecían entre dos ciudades de relevancia
política y comercial, al hallarse próximas a los principales puertos existentes
en el territorio. Tanto Santiago como Concepción, tenían la virtud de estar
próximos a los puertos de Valparaíso y de San Antonio, el primero y de San
Vicente y Talcahuano la segunda urbe. Aquellas familias que se hacían del poder
político de la Capitanía General de Chile, estaban fuertemente ligadas a los
estancos comerciales, a la importación de productos y al desarrollo precario de
la agricultura y ganadería existente, produciendo en ellos una especie de
hegemonía político y social que debía imponer y someter, a todos quienes se oponían
a las ideas que tenían, concepción de las elites socio-políticas que imperan en
Chile hasta nuestros días.
A pesar que en los procesos
educativos muestran un retroceso en materias relevantes para las personas,
producto que muchas materias, en nuestro país, se han eliminado y otras se han
fusionado. En este último caso, lo han sido Geografía, Historia de Chile e
Historia Universal, en tanto otras han sido totalmente borradas del plan
educacional de los colegios, como son Química, Física, Francés, Filosofía,
Técnicas Manuales (fusionada a Artes Plásticas), entre otras; todas ellas han
demostrado ser importantes para el proceso cultural de las nuevas personas que habitaran el
territorio de nuestro país, soñando por lograr tener un mejor país,
económicamente pujante y socialmente igualitario y donde la historia demuestra
tener un papel relevante, para evitar que eventos del pasado se vuelvan a
repetir de la misma forma.
Aquellos
visionarios de la independencia de Chile percibían que el país iba quedando
rezagado al proceso industrial (Revolución industrial, surgida en Inglaterra e
Irlanda en el año 1760, que afecto en lo tecnológico, lo económico y lo social,
transformando la sociedad de aquellos países), y que hoy vuelven aparecer en un
nuevo neocolonialismo denominado Nuevo Orden Mundial, donde el desarrollo
tecnológico, amén a las tecnologías de la información, internet y el nuevo
fenómeno de la Inteligencia Artificial (I.A), transforman al mundo como lo hizo
en otrora los procesos industriales y la producción en masa. Seria España como
imperio quien llevo a la América hispana al rezago Industrial, fue y aun es, una herencia del “Imperio donde nunca se
oculta el Sol”, como era denominado el español en esa época, quien tenía por
norma e impedimento a sus colonias de comerciar con otras naciones y colonias , que no pertenecieran
al dominio español; esto conllevo, a la existencia de contrabando de lo
producido industrialmente, como telas, armas, clavos, herramientas, loza, y todo los que hoy
utilizamos en las casas, que eran fabricados en procesos estandarizados de
producción, con mejores terminaciones a las elaboradas artesanalmente en los
territorios coloniales de América.
Las personas que se involucraron en
el proceso emancipador de Chile, motivadas por las maravillas que entregaba
este generoso territorio, como lo fueron los extranjeros arraigados en el país
y los nacidos en él, tenían el sueño de ser considerados individuos de primera
clase, y no sometidas a ley es que los hacían ver en un Imperio donde las
castas superiores provenían de la misma Península Ibérica e incluso de
extranjeros al servicio de la corona española, como sujetos de segundo o
parias. Estos individuos que sentían estar segregados en su propia tierra y con
la dificultad de lograr alcanzar algún día alguna cuota de poder político o de
obtener algún cargo dentro de la estructura gubernamental del Imperio, vetados
para ellos por el simple hecho de haber nacido en estos territorios coloniales,
encontraron en las ideas de independencia del Chile, lograr tener la
posibilidad de tener alguna cuota de poder socio-político y económico dentro de
él. Las oportunidades, se suponía para cualquier hombre medio del país, se
abrirían para ellos ante las proclamaciones y anuncios que realizaban los próceres
o líderes de aquel movimiento “patriota”. Junto a esto se apreciaba que el
Contrabando y la corrupción, dentro del país, estaba organizado por los mismos
sujetos encargados de dirigir el país y/o pertenecían a las clases más
prominentes del país, las cuales se dedicaban al establecimiento de estancos
comerciales y a la explotación agrícola y ganadero en las haciendas y estancias
legadas por sus antepasados...
La situación que generaba la crisis
en Europa, producto de las guerras originadas por Napoleón, habían transformado
el mundo en una situación muy compleja en cuanto a los sueños de unirse al
mundo de la industrialización (Revolución Industrial), y a las secuelas de la
Francesa, que en su legado propagandístico, expresaba el deseo de “libertad,
fraternidad e igualdad”, donde la idea de masa humana tomaba forma, en tanto
bajo estas premisas, se elevaran las pretensiones más perversas y las más
altruistas en la humanidad. España sometida y ocupada por Napoleón, en una de
sus tantas argucias, donde a su fiel aliado Borbón, Carlos IV, solicitaba el
ingreso de sus tropas a la península Ibérica para invadir a Portugal, justo en
momentos que tenían un litigio por la corona española, el padre (Carlos IV) y
su hijo (Fernando VII), Y al momento de abdicar el padre en favor de su hijo,
Napoleón Bonaparte los apresa, y lleva cerca de Madrid, a Bayona, donde la
nobleza hispana reconoce a José Bonaparte como su Emperador…en tanto, la
burguesía y el pueblo no lo aceptan y se rebelan “para proteger los derechos de la corona a su rey
Fernando VII”. En América, ante los hechos ocurridos en España, los gobernantes
de los virreinatos y capitanías generales, en su timorata actitud, esperaban
ver hacia quien se dirigían las saetas de la buena fortuna para decidir el
bando a quien reconocerían, con la excepción del Virrey del Perú, Fernando de
Abascal, desde que estuvo en
conocimiento de los hechos acaecidos en la metrópoli imperial, apoyo la idea
que el pueblo español profesaba, proteger y defender los territorios que le
pertenecían por orden superior a Fernando VII.

La guerra por la independencia
española, que estallara en 1809, generó en América un conflicto de deseos, de
variados anhelos, y que incluso produjeron la idea de emancipación. La
vacilante actitud de sus gobernantes, que hoy podríamos decir que tenían características
de oportunismo y preservación de sus cargos, ante los eventos que se producían
en España y del cual llegaba información cada un mes de retraso, generaba en la
población con mayor injerencia política y de poder una desazón y exigencia a
sus gobernantes por una determinación a favor de José Bonaparte i en defensa
del Rey Fernando VII, y que permitiera,
a su vez, a los virreinatos y capitanías generales seguir un derrotero. -Todo
sistema necesita tener un objetivo en la vida y enfocar sus esfuerzos por
lograrlo-.
La sociedad de la Capitanía General
de Chile, en ese tiempo, incluso hasta después de la independencia del país,
gustaba el sistema imperante de orden y paz existente en cada pueblo y ciudad
de ella. Sus habitantes, acostumbrados a esta tranquilidad, optaron por
mantener aquel mundo al cual se habían acostumbrado y levantaron banderas con
el transcurrir del tiempo a favor del Rey, en especial, quienes habitaban del
rio Ñuble hacia el Sur, incluso hasta bien entrada la República Liberal de
Chile, apoyando a quienes defendían aun la idea de recobrar el país para el
Imperio español.
La idea de proteger las colonias de
América de toda amenaza extranjera y preservarlas para el Rey Fernando VII, no
fue la única causa para el deseo de independizarse. El proceso generado en la Revolución
Industrial, en los países de habla inglesa, como lo era Gran Bretaña, donde la
producción alcanzaba márgenes nunca antes vista, con productos finales mejor
elaborados que los fabricados artesanalmente y aquella distancia se
incrementaba con las colonias y sus rudimentarias herramientas y formas
artesanales de producción; esto llevaba a las familias más conspicuas a
adquirir o pretender hacerse de productos manufacturados, como telas, servicios
de metal, vajillería, y demás implementos elaborados industrialmente, los
cuales se mostraban superior a los producidos en el país de forma artesanal. El
contrabando de estos productos comenzó a germinar en todos los puertos de
América y en cada costa que se prestase para realizar desembarco de estos
productos. Un contrabando que surgía de una ley colonial del Imperio español,
al prohibir el comercio con países que no perteneciesen al “imperio donde nunca
se esconde el sol”, como era conocido el español hasta principios del siglo
XIX.
El contrabando de finales del siglo
XVIII y comienzos del XIX, en América, engendró en las mismas autoridades, un
proceso de destrucción de lo legal y lo correcto, que se conoce hasta hoy como
corrupción. El bienestar de las
personas, sus libertades, proyecciones, sueños, pasaban a un segundo plano en
pos de los beneficios que conllevaba cada acción corrupta que cometían, donde
se puede incluir el mismo comportamiento timorato, para optar por una
determinación de apoyo al rey Fernando VII o por el advenedizo usurpador de la
corona española y sus dominios: el emperador José Bonaparte. El conocimiento de
algunos de estos eventos donde no sólo estaba implicado el Gobernante de la
Capitanía General o de un Virreinato, sino también grandes hacendados,
profesionales de la medicina, leguleyos y otros, como asimismo diferentes
sujetos dentro de la administración gubernamental, los cuales se entremezclaban
con delincuentes y asesinos, para lograr sus cometidos y obtener ganancias de
los productos mal avenidos y que siempre llegaban en navíos mercantes y
balleneros con bandera extranjera, principalmente inglesa y estadounidense.

La serie de acontecimientos como los
acaecidos en la Capitanía General de Chile, con el Gobernador Antonio García Carrasco y el caso
“Escorpión”, despertaron un alzamiento en la población que al conocer los
sucesos, a los cuales el mismo García Carrasco para, tal vez, ocultar esto,
determino llevar a las mazmorras de El Callao a tres venerables ancianos que en
sus saraos y reuniones profesaban ideas emancipadoras y libertarias, de
conformar un Estado independiente de España y libre para establecer relaciones
políticas, diplomáticas y comerciales con cualquier estado del mundo.
Juan Antonio Ovalle, José Antonio de
Rojas y Bernardo Vera Y pintado, fueron enviados a Valparaíso, presos el día 25
de mayo de 1810, producto de las delaciones y por las simples sospechas que
caían en ellos, de propagar ideales que atentaban contra el Rey y su imperio; esto
permitía a García Carrasco crear una especie de manto de encubrimiento a sus
acciones delictivas en las cuales había caído por hacerse del contrabando del
buque ballenero de origen inglés “Escorpión”. La sociedad santiaguina, en
especial los miembros de la aristocracia criolla, tuvieron la más enconada y
violenta reacción ante lo que veían como un abuso de autoridad contra tres de
los más venerables ciudadanos de la ciudad. más aún, al recibir correos sobre
la decisión de la Junta de Gobierno de Buenos Aires, por deponer al Virrey de
las Provincias de La Plata, Baltasar Hidalgo de Cisneros, estímulo a que más
gente se uniera a la protesta y se armaran con el claro fin de destituir al
Gobernador y reemplazarlo por una Junta de Gobierno. Para evitar la constitución de, intervino la
Real Audiencia, proponiendo que García Carrasco debía renunciar a su cargo de
Gobernador y proponiéndoles a los miembros del Cabildo conformado de
reemplazarlo por el oficial de más alta graduación existentes en el país. Quien
fue nominado, al final, el Brigadier Mateo de Toro y Zambrano, partidario de
hacer un proceso emancipador de España.
Tal vez fueron las actividades de
contrabando y la corrupción que se estaba dando en los territorios imperiales
de América, los que despertaron a una gran parte de la población para realizar
sublevaciones, que produjeran la renuncia de gobernantes y las expulsiones de
los cargos relevantes a alcaldes y oficiales de los ejércitos del Rey en los
Virreinatos y Capitanías Generales. Esto llevó a consolidar las ideas que
muchos sujetos soñadores por lograr “libertar”, a estas regiones, exponían en
las conversaciones que se daban en saraos y reuniones sociales, como se
estilaba hacer en esos tiempos. Pronto
estas opiniones se convirtieron en eventos que llevaron a la instauración de
Juntas de Gobierno en los Virreinatos y Capitanías Generales de la América
colonial española, lo cual se debe agradecer a la conformación en la Península
Ibérica de Juntas y Cortes para proteger al imperio “Donde nunca se esconde el
sol” y a su monarca en las diferentes regiones de ella.
Pronto el proceso en paz que se
venia realizando para lograr la independencia del país, entraría en otro de
características más violentas incentivadas por actos como el del Coronel
partidario del desplazado gobierno colonial, cuya paz y tranquilidad fueron el
pilar por que habitantes de este territorio sostuvieran la enseña española
hasta bien entrada la República Independiente de Chile y por otros como Juan
Martínez de Rozas, y el ímpetu beligerante de la juventud de los hermanos
Carrera, entre otros por lograr la emancipación y evitar que siguieran
ocurriendo hechos de corrupción y contrabando en el país.
La réplica de las juntas de gobierno
en España donde resalta la de Sevilla, -la cual en un breve tiempo seria
reemplazada por la Corte de Cádiz-; en América, conllevarían a un conflicto
armado, que se conocerá como la “revolución independentista hispano-americana”.
El conflicto que se diseminó por América desde 1809 en el continente, llegaría
a la Capitanía General de Chile, en 1810, emulando a lo sucedido en el
Virreinato de La Plata (25 de mayo de 1810), sin existir, en ese entonces,
mayor información de lo que estaba sucediendo en los otros virreinatos
americanos hasta dos meses después de instaurarse el 18 de septiembre de 1810,
la Primera Junta Nacional de Gobierno, dentro de la Capitanía General de Chile.
La Junta de Gobierno de México fue instaurada el 9 de agosto de 1808 y la del
Virreinato de Nueva Granada (Colombia- Junta de Cartagena el 22 de mayo de
1810-, Ecuador -primera junta de Quito, el 10 de agosto de 1809), y la
Capitanía General de Venezuela el 19 de abril de 1810. El conflicto que surge
en Chile, será titulado en este libro como “Las Campañas del Sur”, dada la
forma que se dieron las batallas en ella, donde las más relevantes por la forma
que se dieron, serían las que permitieron la consolidación de la emancipación
chilena, como lo fueron Chacabuco (12 de febrero de 1817), Cancha Rayada (19 de
marzo de 1818), y la de Maipú (5 de abril de 1818). Exponiendo que la mayor
cantidad de combates se realizo al sur del rio Maule, en especial entre el
Ñuble y el Biobío, regiones vitales en ese entonces, por su agricultura y
ganadería.
